Clara Campoamor: del voto femenino al exilio



Clara Campoamor: del voto femenino al exilio

Clara Campoamor, el sufragio femenino en la Segunda República.

Clara Campoamor en el mitin de la Unión Republicana Femenina, 20/03/1932

Mitin de propaganda de la Unión Republicana Femenina, 20 de marzo de 1932.

Contexto: La forja de una feminista

Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972) nació en Madrid en una familia humilde. Huérfana de padre a los diez años, tuvo que trabajar desde muy joven para ayudar a su familia. Su determinación la llevó a estudiar Derecho de forma autodidacta, convirtiéndose en una de las primeras abogadas de España.

Su compromiso con la igualdad de derechos se forjó en su experiencia personal: conocía de primera mano las dificultades que enfrentaban las mujeres en una sociedad patriarcal. Esta vivencia personal se transformaría en una lucha política que marcaría la historia de España.

«La libertad se aprende ejerciéndola» – Clara Campoamor

El debate de 1931 y el sufragio femenino

El 1 de octubre de 1931, Clara Campoamor protagonizó uno de los debates más importantes de la historia parlamentaria española. Como diputada del Partido Radical, defendió apasionadamente el derecho al voto femenino en las Cortes Constituyentes de la Segunda República.

Su principal oponente fue Victoria Kent, también feminista pero que consideraba que las mujeres españolas no estaban preparadas para votar debido a la influencia de la Iglesia Católica. Campoamor respondió con firmeza que los derechos no se otorgan cuando se considera que alguien está «preparado», sino que son inherentes a la condición humana.

A favor (Campoamor)

«No podéis partir de la base de que la mujer española es reaccionaria. Es sencillamente que no ha tenido ocasión de ser otra cosa.»

En contra (Kent) 

«Es peligroso conceder el voto a la mujer española porque está dominada por la influencia clerical.»

El artículo 36 de la Constitución fue aprobado por 161 votos a favor y 121 en contra. España se convertía así en uno de los primeros países del mundo en reconocer el sufragio universal sin restricciones de género.

Consecuencias: El exilio como castigo
 

Las elecciones de 1933 dieron la victoria a la derecha, y el machismo político encontró en Clara Campoamor una culpable perfecta. La señalaron por “haber dado” el voto a las mujeres, como si la igualdad fuera un error. Su osadía había quebrado el orden patriarcal: una mujer había hablado con autoridad, había convencido con argumentos y había logrado una conquista que los hombres no pudieron controlar. El precio fue la exclusión. Ni su partido la defendió. La apartaron, la silenciaron y la borraron de la historia.

Durante la Guerra Civil, Campoamor siguió fiel a la República, pero su independencia y su condición de mujer libre la hicieron incómoda para todos los bandos. En 1936 se exilió a Francia, y más tarde a Argentina y Suiza, donde murió en 1972 sin poder volver a su país. Su exilio fue el castigo del patriarcado a una mujer que no pidió permiso para ser igual.

Cronología del exilio

1936: Exilio a Francia

1955: Se traslada a Argentina

1972: Muere en Lausana, Suiza

Legado: Nombrar y Resistir

El legado de Clara Campoamor trasciende el logro del sufragio femenino. Representa la lucha contra un sistema que sigue castigando a las mujeres que piensan por sí mismas. Su nombre es denuncia y ejemplo: muestra cómo el machismo institucional puede apartar incluso a quien hizo avanzar a toda una nación.

Hoy, calles, plazas, centros educativos y premios llevan su nombre. Pero recordarla no es solo un acto de homenaje, es un acto político. Su memoria nos obliga a no olvidar que los derechos conquistados pueden ser arrebatados, que la igualdad se defiende cada día y que, como ella demostró, callar ante la injusticia también es una forma de rendirse.

Su legado permanente


  • Sufragio universal sin restricciones de género

  • Inspiración para futuras generaciones de feministas

  • Ejemplo de coherencia política y personal

  • Defensa inquebrantable de los derechos humanos