El gran apagón del 28A: cómo los servicios públicos respondieron ante la crisis

«El apagón fue general, pero los servicios públicos no fallaron. Cuando todo se apaga, lo público permanece.»Mientras los hogares improvisaban con velas y radios, los hospitales públicos funcionaban con generadores, los autobuses seguían en marcha y los servicios de emergencia no dejaron de atender. Lo esencial, lo común, siguió en pie.
Una vez más, el mercado falla. Lo público salva.
El colapso energético no fue producto de un ataque externo, sino del abandono inversor de las grandes eléctricas, más preocupadas por sus beneficios récord que por garantizar un sistema estable y seguro.«Las eléctricas ganan miles de millones, pero no invierten en protegernos de apagones. ¿Seguridad? Solo con servicios públicos fuertes.»Resulta urgente apostar por el control público de la energía. Porque la seguridad no se mide en armas, sino en tener luz, calefacción, transporte y salud incluso en emergencias. Y eso solo lo garantiza un sistema público.
Sant Andreu: energía local, limpia y pública
En Sant Andreu de la Barca ya hemos empezado el camino: con la instalación de placas solares en edificios públicos, y tenemos que seguir avanzando hacia una comunidad energética local, más resiliente, más barata y más justa. Hay que reducir la dependencia de las grandes corporaciones, generar empleo verde y compartir energía limpia. Pero esto solo será posible con voluntad política y compromiso de todas las administraciones.🎥 En este vídeo, se analiza cómo el apagón del 28A evidencia la necesidad urgente de recuperar el control público de la energía.
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